Los
textos encontrados en esta oportunidad fueron escritos por el documentalista
Jean Vigo, autor de dos importantes obras de la historia del cine: “A propósito de Niza” de 1929 y “Cero en Conducta” de 1933. Toda su
filmografía alcanza a cuatro films. Los dos restantes son Taris Champion de natation (1931) y L’ Atalante (1934), esta última realizada antes de su muerte
ocurrida en el mismo año.
El
texto que reproducimos fue publicado en noviembre de 1961 en el nº 19 de la
revista Premier Plan de Lyon, Francia,
aunque por supuesto fue escrito antes de 1934. Hemos eliminado para esta versión,
los párrafos en que se refiere a “Un
perro Analuz”, película de Luis Buñuel, que Vigo considera dentro de lo que
el llama “cine social”. Hemos tomado esta decisión para evitar confusiones
porque lo escrito tiene mucho que ver con la época en que fueron realizadas
estos films y a nuestro juicio, no aporta al tema central donde Vigo desarrolla
claramente su enfoque sobre el documental. De todas maneras las partes
referidas a la película de Buñuel, bien pueden incluirse en otro tipo de
estudio que posiblemente encaremos.
A
continuación transcribimos dicho texto de Vigo del que comentaremos algunas
partes.
Jorge Surraco Ba
El punto de vista
documentado[1]
Por Jean Vigo
Que nadie piense que hoy vamos a descubrir América.
No se trata hoy de descubrir el cine social, como tampoco de
sofocarlo en una fórmula, sino esforzarse en despertar en vosotros la necesidad
latente de ver más a menudo buenos films, que traten de la sociedad y de sus
relaciones con los individuos y con las cosas.
Dirigirse hacia el cine social, significaría decidirse a
explotar una mina de temas que la actualidad iría renovando incesantemente.
Significaría evitar la
sutileza excesivamente de artista de un cine puro y la supervisión de un super
ombligo visto desde un ángulo, luego desde otro ángulo, desde otro más todavía,
desde un super-ángulo; la técnica por la técnica.
Significaría prescindir de saber si el cine tiene que ser a
priori mudo, sonoro, en relieve, en color, en olor, en etcétera.[2]
Ya que poniéndonos en otro terreno, ¿acaso obligaríamos a un
escritor a decirnos si para escribir su última novela utilizó la pluma de ganso
o la estilográfica?
Fotograma de L' Atalante |
Realmente son artículos de feria.
Por otra parte, el cine se rige por la ley de los feriantes.
Dirigirse hacia el cine social, significaría decidirse
simplemente a decir algo y a suscitar ecos diferentes de los eructos de todos
esos señores y señoras que van al cine a hacer la digestión.[3]
Dirigirse hacia un cine
social, significa pues proveer al cine de un tema que suscite interés.
Pero querría hablar de un cine social más concreto y del que
me hallo más próximo: del documental social, o dicho con más exactitud, del
punto de vista documentado.
En este terreno a investigar, afirmo que la cámara tomavistas
es rey o al menos presidente de la república.
Ignoro si el resultado será una obra de arte, pero de lo que
sí estoy seguro es que será cine.
El señor que hace documentales sociales es ese tipo
suficientemente flaco como para introducirse por el agujero de una cerradura y
capaz de filmar al salir de la cama a un príncipe en camisón, admitiendo que
fuese un espectáculo digno de interés. El señor que hace documental social es
este buen hombre lo bastante diminuto como para apostarse bajo la silla del groupier, gran dios de los casinos.
Este documental social se diferencia del documental a secas y
de los noticiarios de actualidades por el punto de vista defendido
inequívocamente defendido por el autor.
Este documental exige que se tome postura, porque pone los
puntos sobre las íes.
Si no implica a un artista, por lo menos implica a un hombre.
Una cosa vale la otra.
La cámara estará dirigida a lo que debe ser considerado como
un documento y que, a la hora de la edición, será interpretado como tal: un
documento.
Por supuesto, la participación conciente de las personas a
filmar, no puede permitirse. El personaje deberá ser sorprendido por la cámara,
de lo contrario hay que renunciar al valor “documento” de este tipo de cine.[4]
Y el fin último podrá darse por alcanzado si se consigue
revelar la razón última de un gesto, si se consigue extraer de una persona
banal y captada al azar su belleza interior o su caricatura, si se consigue
revelar el espíritu de una colectividad a partir de una de sus manifestaciones
puramente físicas.
Y esto con tal fuerza, que a partir de ahora la gente que
antes pasaba a muestro lado con indiferencia, se ofrece a nosotros a pesar suyo
y más allá de las apariencias. Este documental social tiene que hacernos abrir
bien los ojos.
“A propos de Nice” es
sólo un modesto borrador para un cine de este tipo.
En este film, a través de una ciudad, cuyas manifestaciones
son significativas, se asiste al proceso de unas ciertas gentes.
En efecto, apenas indicados la atmósfera de Niza y el
espíritu de la vida que allí se lleva
-¡y en otras partes también por desgracia!-, el film tiende a la
generalización de groseras diversiones situadas bajo el signo de lo grotesco,
de la carne y de la muerte, y que son los últimos estertores de una sociedad
abandonada a sí misma hasta daros náuseas y haceros cómplices de una solución
revolucionaria.
Conclusión
de este bloger: Más allá del tono
altisonante, de posiciones de barricada, este texto mantiene conceptos, que
podrían llamarse éticos, que bien pueden ser considerados por los
documentalistas actuales.
Las imágenes sin leyenda corresponden a "Cero en Conducta", la primera y "A propósito de Niza", la última.
[1]
El título ya está dando un enfoque del documental, novedoso para la época. De
alguna manera está expresando que lo que se documenta es un punto de vista
sobre el mundo real.
[2]
En todo este párrafo, toma posición enfrentándose con las vanguardias
existentes en su época como expresión de minorías intelectuales.
[3]
Aquí se enfrenta con el cine comercial dominante a nivel masivo en esos años.
[4]
Esta posición extrema, entendible en esa época por el enfrentamiento con un
cine de ficción absolutamente evadido del mundo real. Con el pasaje del tiempo
y de la experiencia documentalista, el mismo ha sido ampliado y hoy, el tipo de
documentales descripto por Vigo, es una de las modalidades de representación
del género documental, estudiadas y clasificadas por Bill Nichols en su libro “La representación de la realidad”.
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