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viernes, 10 de mayo de 2013

Papeles encontrados en un viejo baúl – 2



La función del documental
Robert Flaherty
Robert Flaherty en la filmación de Lousiana Story

Robert Flaherty, considerado el padre del cine documental, realizador del mítico filme, Nanuk, el esquimal, del año 1922, escribió posteriormente alguna reflexiones sobre el género cinematográfico que abordara y que fueron publicadas en el Nº 22 de Cinema. Quindinale di Divulgacione Cinematográfica, en Roma, el 25 de mayo de 1937. De ese texto extraemos algunos párrafos que nos parecen de gran valor porque no han perdido vigencia.

            Dice Flaherty: “Nunca como hoy el mundo ha tenido una necesidad mayor de promover la mutua comprensión entre los pueblos. El camino más rápido, más seguro, para conseguir este fin es ofrecer al hombre en general, al llamado hombre de la calle, la posibilidad de enterarse de los problemas que agobian a sus semejantes. Una vez que nuestro hombre de la calle haya lanzado una mirada concreta a las condiciones de vida de sus hermanos de allende fronteras, a sus luchas cotidianas por la vida con los fracasos y las victorias que las acompañan, empezará a darse tanto de la unidad como de la variedad de la naturaleza humana y a comprender que el extranjero, sea cual sea su apariencia externa, no es tan sólo un extranjero, sino un individuo que alimenta sus mismas exigencias y sus mismos deseos, un individuo, en última instancia, digno de simpatía y consideración.”

            Las palabras de Flaherty reflejan un profundo humanismo y un concepto de hermandad universal, atributos que podemos encontrar en muchos documentales de toda la historia del cine y en la intención de la mayoría de los documentalistas.

            Continúa el documentalista: “El cine resulta particularmente indicado para colaborar en esta gran obra vital. Indudablemente, las descripciones verbales o escritas son muy instructivas, y sería absurdo pretender ignorarlo o creer poder prescindir de ello, desde el momento que constituyen nuestra piedra angular, pero en cambio hay que reconocer que son abstractas en indirectas y que por tanto no consiguen ponernos en inmediato y estrecho contacto con las personas y las cosas del mundo tal como puede hacerlo el cine.”

            Podría pensarse que las ideas de este párrafo publicadas hace más de setenta años, han sido superadas, completadas y ampliadas por la televisión en su programación basada en registros de la realidad, pero lo que mueve a las grandes cadenas de televisión a mostrar la realidad y su forma de hacerlo, no es precisamente un concepto de hermandad universal y un profundo humanismo. Si esta fue la intención, la verdad es que no lo logró.


            Volvamos a Flaherty: “Además es importante recordar que el hombre de la calle no tiene mucho tiempo disponible para la lectura y que incluso cuando lee, después de su trabajo, no tiene la necesaria energía para asimilar las nociones leídas. En esto reside la gran prerrogativa del cine: en conseguir dejar, gracias a sus imágenes vivas, una impresión duradera en la mente.”

            Este sigue siendo un principio básico aplicado en la enseñanza audiovisual.

            “Debido a su misma naturaleza, -Dice Flaherty-  el documental se halla en condiciones de aportar una contribución importante en este sector.”  (La información y formación del hombre de la calle, el ciudadano de a pie).

         “La finalidad del documental, tal como yo lo entiendo, es representar la vida bajo la forma en que se vive. Esto no implica en absoluto… que la función del director del documental sea filmar, sin ninguna selección, una serie gris y monótona de hechos. La selección subsiste, y tal vez de forma más rígida que en los mismos films de espectáculo. Nadie puede filmar y reproducir, sin discriminación, lo que pase por delante, y si alguien fuese lo bastante inconsiderado como para intentarlos, se encontraría con un conjunto de fragmentos sin continuidad ni significado, y tampoco podría llamarse film a ese conjunto de tomas.”

            Este párrafo es muy interesante para pensar en la actualidad cuando vemos especialmente en Internet y levantadas de aquí en muchas señales televisivas, el fárrago de muy mal filmadas imágenes de la realidad que se publican inmediatamente después de ser registradas, sin la mínima reflexión sobre las mismas y sin la menor elaboración. Sólo se fundamentan en el impacto, la mayor morbosidad posible y cuanto el peor mal gusto, mejor. Lo que entristece no es que sean publicadas, sino la cantidad de visitas que reciben.

            Finalmente Flaherty nos dice: “Una hábil selección, una cuidadosa mezcla de luz y de sombra, de situaciones dramáticas y cómicas, con una gradual progresión de la acción de un extremo a otro, son las características esenciales del documental, como por otra parte pueden serlo de cualquier forma de arte.”

         “…Estoy firmemente convencido de que lo que nos hace falta es un gran desarrollo del tipo de film que acabo0 de describir, en el que estén suficientemente ilustrados los usos y costumbres de los hombres, sea cual sea el país y la raza a los que pertenezcan: una producción de esta clase no sólo presentaría un gran interés por su nota de autenticidad, sino que además tendría un valor incalculable a efectos de la mutua comprensión de los pueblos”. 


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